Hace
muchos muchos años, tantos que ya ni lo recuerdo, descubrí un
utensilio al que llamaban lápiz, y del que nunca más pude
separarme…
Mi
afición por la pintura y el dibujo empezó tan temprano que no lo
recuerdo en absoluto, sólo se que formó parte importante de toda mi
niñez mi adolescencia y de mi vida entera.
Era
una constante que fue marcando por si misma el camino. La necesidad
de crear es innata en el ser humano, y busca su propia vía de
escape. En nuestra sociedad no siempre se nos consiente, se da
demasiada importancia a otras cosas, sobre todo en nuestros primeros
años de vida. Para mi modo de ver, un niño, lo que más necesita es
crear...
Esos
pasos un tanto naturales, nunca forzados ni volcados en un
aprendizaje rápido o efectivo, me fueron llevando de uno a otro
campo. Iban unidos a la pasión por muchas cosas, como el cine, los
paseos por el monte, incluso por los cementerios… con todo aquello
con lo que el acto de crear tuviera alguna conexión.
Empecé
con el retrato, pasando por los dibujos animados, el diseño
cerámico, algo de cómic e ilustración infantil, hasta terminar en
el mundo de la ilustración, donde he hecho un alto, por el momento….
De
todos ellos tengo que decir que he sacado el mismo placer, que para
mi es la verdadera razón de esta andadura. Y aun queda mucho por
descubrir…
No
sólo es el resultado gráfico, físico o palpable lo que importa, yo
creo que va más allá, incluso hablaría de salud mental, de algo
que tenemos un poco olvidado….la felicidad, el desarrollo vital.
Tal
vez parezca que nos hemos pasado a la psicología…..pero son una
misma cosa, porque el arte es emoción…
Para
mi no cuentan las firmas, ni los críticos, ni los intelectuales, ese
en realidad no es el idioma del arte….
El
arte es el idioma del corazón, sin prejuicios ni complejos, es el
idioma del alma, donde todos los caminos son posibles, donde no hay
ataduras ni normas, donde todo vale….
Arantza Sestayo